jueves, 19 de febrero de 2015

JORDI LLOPART: "NUNCA HE DEJADO DE LUCHAR"

JUANMA BELLÓN
AS.com

Jordi Llopart ha conocido el cielo y el infierno. El catalán fue, en los años 70 y 80, el pionero del deporte español al que puso en el mapa con su oro europeo en 50 km marcha (Praga 1978) y con la plata en los Juegos de Moscú (“Se nos empezó a tomar en serio”, decía). Pero la vida le dio un revés en 2012, cuando un cambio político en México acabó con su trabajo como asesor de marcha en el país azteca.
Llopart regresó a España y “como una víctima más de la crisis” fue condenado al paro. Tuvo que vivir con los 426 euros de la ayuda a parados de larga duración... “Fueron dos años de llamar a todas las puertas y nada de nada”. Algún medio se hizo eco de su situación... y ahora, con 62 años, vuelve a ver la luz. La empresa americana Bluebonnet, de nutrición y complementos, le ha contratado “como responsable del área deportiva, para dar charlas, escribir en el blog” y esporádicamente aconsejará a la selección japonesa de marcha en técnica (“pienso que algo sé”, cuenta).
Feliz. “Me gusta porque sigo relacionado con el deporte. Siempre digo que no me jubilaría ni aunque tuviese una cotización digna, que no tengo la suficiente... Pero no hay ganas, peso 61 kilos, hago deporte a diario y me mantengo en forma”, cuenta Jordi, casado con la exmarchadora lituana Sonata, que también hace de padrazo con sus hijas Karina (cuatro años) y Victoria (10 meses). De otro matrimonio tiene dos hijas más (33 y 39 años) y tres nietos. “Los sobrinos son mayores que las tías”, sonríe.
El héroe de Moscú 1980 rezuma optimismo, pero confiesa que los dos años en blanco fueron “terribles”. Pese a sus diplomaturas (Enfermería y Turismo), haber sido entrenador, y hablar varios idiomas, nadie le encontraba hueco. Y sintió la decepción de algunas personas cercanas: “Mucha gente que antes quería salir junto a mí en las fotos me falló. Algunos me prometieron el oro y el moro, y no me dieron nada”. Cayó en una depresión. “Sufría estrés, angustia...”. Y contactó con el psicólogo del CAR de Sant Cugat, Pep Marí, que le ayudó. “A cada paso me repetía, yo puedo, venga Jordi, que puedes... Nunca dejé de luchar”. También el COE le asistió. Y encontró “gente nueva” que le apoyó: “Es renovarte o morir”. Pero revela: “Aún tengo deudas y pagos por realizar. En mi fuero interno quiero devolverlo todo”.

A sus medallas y a sus días olímpicos les tiene “cariño”, pero no mira atrás: “No vivo de recuerdos, aunque sigo manteniendo una gran amistad con José Marín (el otro pionero de la marcha). Es cierto que la gente me reconoce y se dice siempre ‘desde que Llopart fue medalla...”. Recién llegado de Kobe, donde presenció los nacionales nipones, a Jordi se le ve pasear haciendo fit-walking (híbrido entre caminar y marcha) en Canet de Mar, donde cada día lleva al cole a Karina y Victoria. Va con alegría... Vuelve a ser un currante.

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