domingo, 11 de diciembre de 2011

Marta Domínguez: "Cuando vives en el país de las maravillas piensas que todo el mundo es bueno"



GERARDO RIQUELME MARCA.com

Incondicionales o incrédulos, nadie podrá negar que Marta Domínguez (Palencia, 1975) habla con determinación sobre su causa. Comparece sola en la entrevista, sin abogados, representantes o familiares. A lo largo de 45 minutos no burla ninguna pregunta y defiende su inocencia a capa y espada: “Si hubiera sido culpable de algo, hubiera pagado”, dice.

PREGUNTA. De la Marta Domínguez del 8 de diciembre de 2010 a la del 9 de diciembre de 2011, ¿qué ha cambiado?
Respuesta: Pues... he madurado. Tengo nuevos objetivos. Quizás veo la vida de otra manera, primero porque soy madre y lo único que me importa es mi hijo. Y segundo, porque cuando vives en un mundo que parece el de Alicia en el País de las Maravillas piensas que todo el mundo es bueno. Y a partir del 9 de diciembre de 2010 me di cuenta de que esto no era así. Te das cuenta de que gente tienes ahí y cuál no. Quién te apoya y quién no, a quién le da igual todo y está contigo y quién aprovecha la situación para hablar mal de ti.

Pero bueno, no me importa. Soy una persona muy positiva que siempre ha mirado adelante. Es lo que estoy haciendo: vivir. Creo que tengo cosas más importantes en la vida que estar pensando en lo que ha pasado. El proyecto más importante, que era formar una familia, ya lo he conseguido y ahora tenemos que educar al niño. Mi carrera política acaba de empezar de nuevo y en mi carrera deportiva el sueño son los Juegos.

P: Sabiéndose inocente, ¿por qué tarda cuatro días en emitir un comunicado?
R: Tuve que estar en la cama tres días. Con la prueba de la amiocentesis te obligan a estar en la cama tres días, tranquilita. La que es madre o es marido lo sabe. En esos momentos, lo que más me importaba era no tener ningún problema y hacer caso a los médicos. Lo que se estaba diciendo fuera, yo no lo sabía los dos primeros días.

Pero, ¿de qué hubiera servido? En medio de las mentiras que se estaban diciendo sacamos aquel comunicado, desmentimos todo y la gente no se lo creyó. Yo tenía bien claro que era inocente. Se lo dije a mi abogado: “En cuanto esto lo vea el juez y analice lo que tenga que analizar va a ver que no hay nada”.

P: ¿Cuál fue el peor momento?
R: He tenido momentos difíciles, pero se sobrellevan mejor cuando sabes lo que hay detrás. Cuando te sientes inocente, sabes que, por mucho que digan, quien tiene la palabra y las pruebas es la juez. ¿Momentos malos? Si que es verdad que a nadie le gusta que digan cosas falsas de ti, pero no te tienen que importar si sabes que no lo has hecho.

Siempre pongo el mismo caso: si a ti te acusan injustamente de haber matado a alguien y al día siguiente en todas las televisiones ponen tu foto, te molesta. Pero, al final, dices: “Bueno cuando analicen las pruebas que hay se va a solucionar todo”.
He estado tranquila dentro de lo que cabe por eso, pero el daño a mi imagen, a mi familia y a mi honor duele. Me he pasado toda la vida trabajando para hacerme un nombre, un hueco y en uno, dos o tres días intentan tirar todo por la borda.

P: ¿Se sintió traicionada por algún compañero?
R: ¿Traicionada? El tiempo nos ha puesto a cada uno en su sitio...

P: Eso quiere decir que sí.
R: [Silencio]

P: ¿En algún momento se dio cuenta de que le seguían?
R: No.

P: Alguien, como su suegro, jefe de la Policía Judicial en una ciudad tan pequeña como Palencia, podía haberse enterado.
R: No, es inspector de la Policía Nacional y este caso lo llevaba la Guardia Civil. ¡Pero si yo no había hecho nada! ¿Por qué iba a tener miedo a que me siguieran? Nunca vi nada extraño.

P: ¿Cuándo se dio cuenta de que saldría todo bien?
R: Desde el principio. Es que nunca he tenido ninguna duda.

P: Pero hay casos de gente que se considera inocente y acaban con una sentencia distinta.
R: En mi caso había tres causas que solucionar. Una era un bote, que decían que era un producto dopante. Yo dije que era un producto natural y tenía muy claro que lo era. Otra causa era el asunto de la iontoforesis, que es un sistema permitido por la federación y la otra era el tema del dinero. Lo tenía muy claro y para mí eran tres causas sencillas. No tuve ningún miedo nunca.

No me agradó que la Justicia tardara tanto tiempo, aunque en realidad me comentan que ha sido demasiado rápido. Bueno, será que no estoy acostumbrada a ello.

P: ¿Qué fue más duro su situación o ver a su familia?
R: Siempre lo he dejado muy claro: si tengo que pagar, yo pago. Pero no voy a pagar una cosa que yo no he hecho. Me dolió más por mi familia, que por mí. Me dolió verles preocupados por mí.

P: ¿Su familia evitaba el tema cuando estaba delante o usted lo sacaba para hablarlo?
R: Hablar, ¿de qué?

P: De lo que se decía en la calle
R: No. Es que de lo que se hablaba en la calle nunca hablé con mi familia porque no puedo hablar de una cosa que no sé. De las mentiras que pueden estar diciendo no puedo hablar.

P: ¿Ha leído el sumario?
R: Sí.

P: De esas casi 200 hojas en las que se le menciona, ¿qué porcentaje leído fuera de contexto llama a una mala interpretación?
R: No lo voy a decir. Pero sí que es verdad que cuando quieres que una persona sea culpable, todas las interpretaciones se dan para que esa persona lo sea.

P: En otra entrevista dijo no ser “rencorosa”. ¿Es de las que pone la otra mejilla?
R: El daño está hecho. En una entrevista me preguntaron también que si era más mala ahora. Ni soy más buena, ni soy más mala. Las personas no cambian. Te haces más dura y con golpes como éste, más aún. Si alguien me pide ayuda, a lo mejor ahora no se la voy a dar. Que luego también me conozco que digo mucho que no y luego al final...

P: Por el cargo que tiene ahora, esa ayuda será obligada.
R: Me refiero a otras cosas. Soy una persona que bueno... A la Guardia Civil uno de los detalles que le llamó la atención, viendo tanto regalo por aquí y por allá, fue eso. Me dijeron: “Tú eres muy generosa”. Pero lo decían para mal. Y claro que lo soy, el que me conoce lo sabe.

“Uuyy muchos regalitos”, decían. Pues podías haber cogido los regalitos a ver qué eran o lo que tú pensabas que eran...

P: Después de lo...
R: [Interrumpe] La gente mala pudiera pensar: ya, esos regalitos... No, eran regalos de verdad. Nada más.

P: Después de lo ocurrido, ¿con qué ganas vuelve?
R: He estado 10 meses parada por el embarazo y los primeros meses no pude correr nada porque estaba muy mareada. He estado 10 meses sin correr un metro y vuelves con unas ganas enormes. Las mismas que cuando estás un año parada por lesión.

Vuelvo sin tener que demostrar nada ni correr para nadie. Siempre he corrido para mí. He entrenado lo máximo posible para hacer lo mejor de mi trabajo y es lo que hago ahora.

P: ¿Sigue siendo tan metódica ahora que es madre?
R: Soy una persona que sé que para ser la mejor del mundo tienes que tener todo bajo control. Me refiero a los entrenamientos, al descanso, a los cuidados de masajes... Y salirte de ahí, pongamos, es perder una décima de segundo. Sigo siendo metódica porque soy así: muy perfeccionista, estricta con los horarios. Aunque con el niño cambia. Quieres seguir haciéndolo, pero a veces no puedes.

P: En las dos grandes intervenciones en público —la entrevista con Pedro J. Ramírez y la rueda de prensa en el COE— se le vio nerviosa. ¿A qué fue debido?
R: He tratado a la prensa bien, aunque algunos no lo consideren así. Yo me dediqué a entrenarme, a cuidarme y a descansar que es mi trabajo. Y luego a la prensa la he atendido... porque la he tenido que atender. La prensa no me gusta mucho y, ahora, menos.

¿Introvertida? Parece que hablo mucho y me llevo bien con la gente, pero cuando hablo con la prensa sé que estoy poniendo un altavoz y eso me tira un poco para atrás. Pero referida a esas intervenciones que menciona, no estuve nerviosa. ¿Que la gente vio otra cosa? La gente puede ver lo que quiera. Me da lo mismo. Nunca he tenido que esconder nada.

P: Su imagen sobre la prensa se ha deteriorado estos meses
R: Sí. Ya sabía lo que era. Pero este año me he dado cuenta de que tiene que vender periódicos o consumir minutos de televisión y da igual la noticia. Y si hoy me equivoco y vendo una cosa, mañana vendo lo contrario.

P: Si tuviera que definir el dopaje, ¿qué es para usted?
R: Lo que es. Utilizar productos prohibidos para mejorar el rendimiento. Esto es el dopaje.

P: ¿Lo que más desea, en el marco de la Operación Galgo, es la absolución de su entrenador César Pérez para lavar su honor?
R: Mi honor lo he tenido intacto desde el primer momento para mí. Lo que la gente pueda pensar... El que piensa bien, pensará igual. Y el que piense mal, cuando absuelvan a César, porque lo van a absolver antes o después, seguirá pensando mal. Dirán que cuando el río suena, que es que lo ha dicho la Guardia Civil, que si...

P: ¿No tener a César a su lado es un gran hándicap para usted?
R: Él ha estado fundamentalmente con mi grupo estos tres últimos años en el tema técnico. Ahora todavía no le necesito porque no es momento de entrenar la ría o el paso de vallas. Pero sí es verdad que dentro de unos meses lo voy a necesitar porque es el que me ha hecho ser campeona del mundo. Es que es así. Yo en Pekín 2008 me caí, y en 2009, gané. Y fue gracias a él.

P: ¿Si en Londres logra una medalla, quedará un vacío?
R: Mi carrera deportiva comenzó como profesional en 1996 y he estado detrás de los Juegos muchas veces. No se ha conseguido, pero entremedias ha habido muchas cosas que yo nunca imaginé que las conseguiría. Cuando quedé dos veces segunda en el Mundial de 5.000, en Edmonton y en París, pensé que había tocado techo y que era imposible dar un salto más. Y se consiguió. La medalla olímpica es un sueño que todo deportista tiene, pero si no se consigue no pasará nada.

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