sábado, 9 de julio de 2011

GATLIN SE LIBERA DE SU CONDENA



AMAYA IRÍBAR EL PAÍS.COM

Justin Gatlin y Dwain Chambers tienen mucho más en común que el pertenecer al reducido grupo de los hombres más rápidos del mundo. Son los malos de la película. Ambos recurrieron a sustancias dopantes, a ambos les pillaron y tras cumplir su castigo -cuatro años en el caso del estadounidense y dos en el del británico- han vuelto a la pista. Tal vez por eso Brooks Johnson, el entrenador del nuevo Gatlin, el limpio, le dijo hace casi un año: "Hay un modelo de éxito ahí. Solo tienes que hacer lo que ha hecho Chambers y mejorarlo".
Gatlin, que fue doble campeón olímpico en Atenas 2004 antes de caer en desgracia, está en camino. No solo ha conseguido una de las carísimas plazas para los 100m de los Mundiales del mes que viene en el equipo de EEUU. Ayer se vio frente a frente, o más bien codo con codo, con su modelo, de 33 años, cuatro más que él, en el mitin de Madrid. Y salió ganando.
No fue una tarde de marcas esplendorosas porque el viento soplaba en contra de los velocistas y la pista, dicen los atletas, no es que ayude a volar precisamente. En la primera semifinal, la de Gatlin, frenaba a los atletas a unos increíbles 5,3 metros por segundo. En la final fue más normal, 1,2 metros por segundo, suficiente para que el ganador no bajara de la barrera de los 10s. Gatlin, que salió peor, corrió los 100m en 10,10s por 10,13 de Chambers. Pero los dos lo vivieron como una fiesta, la de los presos que han pagado su condena y piden al estadio que les perdone, que les vuelva a tratar como campeones. Se saludaron, sonrieron y dieron media vuelta a la coqueta pista de Moratalaz. Y se fueron tan felices. Aunque fue la prueba más vistosa, no fue la única resurrección atlética vivida ayer en Madrid. Sergio Sánchez, que volvía a la pista después de que la Federación le retirara un mes la licencia por unas declaraciones contra el anterior secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, ganó de forma arrolladora el 3.000m, apretando en los últimos 200m (7m 49,45s), imponiéndose en la recta final y levantando un dedo en señal de victoria-advertencia. "La suspensión me ha venido como anillo al dedo", dijo luego.
Y Nuria Fernández, la cuestionada desde la Operación Galgo, la atleta para la que parece hecha a medida la última resolución del Gobierno para impedir que los deportistas implicados en casos de dopaje representen a España, se impuso en el 1.500m (4m 6,09s). Y se fue sin decir ni pío.

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