sábado, 24 de abril de 2010

El canal de los milagros


PÚBLICO MARCOS PERERA - TENERIFE


El año I después de los bañadores de goma, la vuelta a la humanización de la natación mundial después de que los puristas ganaran el debate originado el curso pasado, ha condicionado la preparación invernal de las principales figuras del circuito internacional que afrontan ahora el inicio de la campaña estival a cuerpo descubierto, muchos de ellos con la vista puesta en los Europeos de agosto que se disputarán en Budapest.
Varias de esas figuras buscaron cobijo en las técnicas más vanguardistas para optimizar su rendimiento y eligieron el canal de flujo hidrodinámico del Tenerife Top Training (T3), un centro de alto rendimiento montado con capital privado en el sur de la isla, para preparar la nueva era de un deporte donde las piezas de cuerpo entero, las mismas que meses atrás propiciaron una cascada de plusmarcas mundiales hasta 43 en sólo ocho días en el Mundial de Roma, han quedado definitivamente prohibidas.
Entre ellos, curiosamente uno de los que más provecho sacó a los bañadores impermeables: Paul Biedermann, verdugo de Michael Phelps en la final del doble hectómetro de Roma. El nadador alemán, que en los dos últimos años le arrebató uno tras otro a Ian Thorpe, Grant Hackket y Michael Phelps, tres leyendas de las piletas, sus récords del mundo en los 200 y 400 libres en piscina corta y larga, estuvo concentrado hace varias semanas en Tenerife para afinar sus prestaciones en esta especie de túnel del viento bajo el agua, único en España y el más vanguardista de los veinte que existen en el planeta.
Cámaras subacuáticas
Paul estuvo acompañado por Britta Steffen, oro en los 50 y 100 libres de los Juegos de Pekín y en los Mundiales de Roma. Los dos, junto a otros integrantes de la selección alemana, escogieron el tanque tinerfeño para afinar su estado de forma y encarar ahora el difícil reto de prolongar sus éxitos internacionales en el día después de la revolución del poliuretano.
El propio Biedermann, enteramente plastificado en una pieza de alta tecnología el Arena X-Glide, salió prácticamente seco de la piscina cuando batió a Phelps en Roma, así que el desafío promete. El canal hidrodinámico, un tanque rectangular de siete metros de largo por cuatro de ancho, genera a través de sus tres motores trifásicos asincrónicos situados en la sala de máquinas una corriente uniforme con una velocidad máxima de 2,5 metros por segundo, lo que la convierte en una instalación ideal para el control y la valoración de la técnica de nado. Un arma idónea para optimizar el rendimiento de manera mucho más concreta y detallada que en una piscina al uso.
El sistema es capaz de captar los movimientos del nadador
El vaso incluye una ventana subacuática y un equipo de cámaras en tres dimensiones que filma a los deportistas en todos los planos simultáneamente. El sistema es capaz de captar los movimientos del nadador y calcular varios parámetros biomecánicos, que plasma en una gráfica de movimiento. Todo esto puede ser seguido en tiempo real en una cabina plagada de ordenadores.
En fin, un complejo entramado tecnológico al servicio del deportista con múltiples programas, no sólo pensado para llevar a cabo valoraciones inmediatas de la técnica del nadador, sino también para otros fines como pruebas de esfuerzo, tests de potencia, entrenamientos a ritmo de competición, sesiones de rehabilitación y otras muchas ventajas.
Simulacro de récord mundial
Los alemanes no dudaron en viajar a Tenerife y montar allí su cuartel general de invierno, igual que lo hicieron recientemente otros deportistas de élite significativos.
El equipo nacional de voley playa, concentrado en el T3 gran parte del año, y otras selecciones del circuito mundial de este deporte trabajan en el vaso ejercicios específicos para la prevención de lesiones. La última figura de relumbrón en hacer lo mismo ha sido el nadador francés Amaury Leveaux. El plusmarquista mundial de los 100 libres en piscina corta y continental de los 50 libre se batía hace una semana en un curioso duelo contra la máquina.
Leveaux aguantó varios segundos a un ritmo infernal en varias tandas
El galo nadó en parado, contracorriente, en los escasos metros cuadrados del tanque, a una velocidad de 2,50 metros por segundo, cuando su récord de Europa en el medio hectómetro (20.48), equivaldría a unos 2,44 metros por segundo.
Leveaux aguantó varios segundos a un ritmo infernal en varias tandas. Por ahí, en ese particular simulacro provocado por los motores y las computadoras del canal, Amaury, segundo en el ránking mundial de todos los tiempos, confía en empezar a construir su asalto real a la plusmarca mundial del surafricano Roland Schoeman (20.30).
Mientras aguarda el momento de plasmarlo ante sus rivales de carne y hueso, utiliza la tecnología como aliada, consciente de que cuanta más batalla le plantee a la máquina, más opciones tendrá luego de ganar al hombre. Eso sí, tendrá que hacerlo a cuerpo descubierto, sin la ayuda de los bañadores voladores.

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