lunes, 28 de septiembre de 2009

“La descalificación de Natalia fue una decisión muy difícil”



Raúl Gil. Foroatletismo.

El 23 de agosto de 2009 será una fecha que jamás podrá olvidar Natalia Rodríguez. Tampoco lo podrá hacer fácilmente la etíope Gelete Burka. Las 17:03 de esa tarde fue el momento fatídico en el que a todos los españoles se nos encogió el corazón. En ese instante no reparábamos que había un país, Etiopía, que también veía caer sus opciones de medalla. Burka había llevado el peso de toda la carrera, liderándola en cada vuelta, pero a falta de 200 metros, la española veía un hueco para sobrepasar a la etíope, originaria de Arsi (de donde es también el gran Haile Gebrsselasie), pero ese espacio se estrechó y la africana dio con sus huesos sobre el tartán.
Sabemos cómo vivió el suceso Natalia y todos (incluso los neófitos en atletismo) han opinado sobre si es justa o no la descalificación de la discípula de Miguel Escalona. Rodríguez pudo perder una medalla de oro que, en otras circunstancias menos arriesgadas, tenía su nombre. Pero ganó el reconocimiento de todos los españoles. Algo parecido me pasó a mí justo hace una semana, el viernes 4 de septiembre, al conocer personalmente a Gelete Burka.
Pasadas las 15:00, y a pocas horas de que Gelete –nombre que en su lengua significa ‘alabanza’- tratara de batir el récord del mundo de 2000 metros en el Memorial Ivo Van Damme –última prueba de la Golden League en Bruselas-, Burka nos atiende con la mejor de sus sonrisas. Estamos en la 2ª planta del hotel Sheraton de la capital belga. La etíope se encuentra junto a su marido. Nos presentamos y les decimos que venimos desde España. En principio, se reunían dos circunstancias que hacían muy difícil la entrevista: Gelete debía estar concentrada puesto que en pocas horas estaría en el tartán del estadio Rey Balduino en busca de una nueva plusmarca mundial, y también mi nacionalidad. Contra todo pronóstico accede a que le hagamos las tres preguntas que le hemos pedido, no sin antes escudriñarnos de arriba a abajo. Era normal ese recelo, pero pronto la tensión y tirantez desaparecen para dar paso a una sonrisa que denota relajación por su parte.
Aún con la grabadora apagada, nuestra intención, además de la entrevista, es transmitirle quién es Natalia Rodríguez. Que su comportamiento nada más llegar a meta, de socorrerla, acariciarle y besarle la mano explican quién es ‘Natalia persona’. Burka asiente con la cabeza, para la que la ‘Natalia atleta’ (Natalie, como le llama ella) “es una corredora muy buena. Es muy fuerte. Viene del 800 metros y es fantástica”.
Aún calientes los recuerdos de la final, y como si fuera el día anterior, nos relata lo que ocurrió: “no la esperaba a Natalia por mi interior. No esperaba a nadie por mi izquierda. Llegaban muchas atletas por detrás, pero no esperaba a nadie por mi izquierda. No la vi”.
“Pero entonces, Gelete, ¿consideras justa la descalificación de Natalia? ¿Consideras que podía ser descalificada como que pudo no serlo?”, le preguntamos. Ella, sincera, considera que “la descalificación de Natalia fue una decisión muy difícil”. Un gesto que le honra, como el que tuvo Natalia tras cruzar la meta.
Dos años pueden parecer muchos para tomarse la revancha, pero tienen en la atleta de Bahrein, Yusud Jamal, un espejo en el que mirarse. En Helsinki’05 una acción antirreglamentaria de la rusa Yuliya Chizhenko le impidió luchar por el oro. Dos años después, en Osaka, se proclamaba campeona del mundo, y este año, en Berlín, ha revalidado su título, por una sola centésima, merced a la descalificación de Natalia.
Una descalificación que, consultando con un juez árbitro internacional (ITO) la considera “justa puesto que Natalia no tenía ganada la posición. Le faltaba poco, pero no la tenía”. La próxima vez, no lo dudamos, la ganará. Y ganará la posición que le corresponde: la primera.

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