lunes, 20 de octubre de 2008

"Vuelvo con la serenidad de un niño pequeño"


C. ARRIBAS / E. GIOVIO - Cassano Magnago

Ivan Basso, de 31 años, volverá a correr este fin de semana después de cumplir una sanción de dos años por su implicación en la Operación Puerto. Volverá en otro equipo, el Liquigas, y con un alma nueva, o, por lo menos, un espíritu "sereno". "Armé un escándalo y tenía que pagarlo", dice, en su casa, rodeado de bicicletas.

Pregunta. ¿Y lo ha pagado?

Respuesta. Sí, he hecho muchos sacrificios. He trabajado solo durante casi dos años, ha sido como estar en el purgatorio: todo era sufrir, sufrir y sufrir. Pero también llega un momento en el que dices 'pues ya está, se ha acabado, he pagado por todo lo que he hecho y ahora hay que pasar página'. Me he rehabilitado al 100 por 100.

P. ¿Qué objetivos se ha puesto en su regreso?

R. No quiero pensar en el Giro o en el Tour. Quiero ir poco a poco, pensar en el día a día, fijarme objetivos pequeños. Claro que pienso en el Tour pero no es el momento de decirlo en voz alta. La Japan Cup será mi primera competición como hombre limpio. Los objetivos siguen siendo los de antes pero no puedo permitirme el lujo de decirlo, no puedo decir 'quiero ganar el Tour o el Giro' sin antes demostrar que puedo hacerlo. Cuando quede un mes para la gran cita diré 'vale, estoy bien, voy a por ello'.

P. Tendrá ganas de demostrar que no ganó el Giro de 2006 gracias al doping...

R. Si vuelvo a hacer los resultados que hacía antes de la sanción, se borrará todo mi perfil histórico y se pondrá una piedra encima de la Operación Puerto. La gente pensará eso, que he cometido un error pero que también he tenido ganas de regresar, de remangarme y ser más fuerte que antes. Si esto no pasa, la piedra me caerá encima a mí y eso será el final. Punto. Acabado. Cogeré mi bici, mi maleta y diré adiós.

P. ¿Teme eso?

R. No. Mi mayor miedo era el malestar interior que llevaba, pero he sufrido tanto que he pasado de convivir con ese miedo a superarlo hasta volver a ser una persona serena. Vuelvo con la serenidad de un niño pequeño que ya no tiene problemas, que ya no tiene nada que ocultar. Ya no tendré que afrontar una rueda de prensa con la tensión de que si te hacen una determinada pregunta no sabes muy bien qué contestar por si te escapa algo y te traicionas.

P. Puede que eso no sea suficiente para convencer a los demás de que su imagen es limpia.

R. Tampoco puedo pretender que me aplaudan, que me digan 'bravo Ivan', pero el tiempo me ayudará. Reconquistaré a la gente, pero ya no con palabras. Hasta hace poco cuando me preguntaban por lo del dopaje me cerraba, pasaba de contestar por auto-protegerme. Ahora lo afronto todo a cara descubierta: he trabajado y quiero correr.

P. Suena a autocrítica.

R. Yo sé que me comporté de una forma poco creíble: que si era yo, que si no, que si era el nombre del perro, que si era el del gato o del caballo. Creo que va dentro de cada persona defenderse hasta el final. No he visto a nadie, y hablo de la vida en general, al que le hayan acusado de algo y haya dicho 'sí soy yo, adelante'. Pero llega el momento en el que puedes salir y puedes volver a tener una vida serena.

P. El final del código ético le ayudará.

R. Nunca me había puesto este problema. Es un asunto burocrático del que se ha encargado el equipo. El presidente de Liquigas me ha dicho: 'te consideramos una buena persona, un patrimonio del ciclismo italiano, creemos en tus valores y creemos que es justo darte una oportunidad para demostrar a todos tus cualidades'. La Japan Cup o la vuelta a Santo Domingo en estos momentos tienen el mismo valor porque lo vital ahora para mí, para mi sonrisa, para mi tranquilidad, es volver a ponerme un dorsal. La bicicleta es mi vida.

P. Pero más allá de eso, tendrá ganas de enfrentarse a ciclistas como Contador.

R. La ambición es ésa. Los sueños que tenía se han quedado intactos. Mi objetivo es realizarlos todos, pero quiero acercarme poco a poco. Es prematuro decirlo en alto, no puedo hacerlo y además tampoco estoy preparado para ello ahora, aunque dentro de mí no tenga ninguna duda. Con toda humildad, no me siento inferior a nadie, ni a Contador ni a ningún otro.

P. ¿Qué tipo de datos maneja para poder decirlo?

R. Hago una subida de media hora y en esa media hora me miden, además de los tiempos de abajo arriba, la potencia en vatios, el número de pulsaciones y el ácido láctico. Es una subida de 10 kilómetros en el Covignone cerca de casa que hago en el transcurso de un entrenamiento de entre cuatro y cinco horas. La repetimos varias veces en un año y lo confrontamos con otros ciclistas. Aldo Sassi, mi preparador, inserta los datos en una tabla que le dice si acabaré entre los diez o quince o veinte primeros o descolgado. Es un método con un porcentaje de acierto del 95%. Claro que en carrera hay más factores, como la emoción, que pueden influir.

P. ¿Si los tiempos son iguales o incluso mejores a los de antes de la sanción, por qué se dopó?

R. Ya sé que da rabia. Pero eso ya ha pasado y hay que saber poner un punto y aparte. Lo que es pasado ha pasado, cuando cometes un error llega un momento en el que para encontrarte bien no tienes que volver a pensar en ello, tienes que mirar hacia delante. En primavera ya habrán pasado tres años de aquello, son muchos. Mi hijo pequeño era una cosita mínima y ahora corretea y va en bici, arma desastres cada dos por tres. No puedo seguir viviendo con el remordimiento, ni volver a recriminarme por lo que hice hace tres años. Está claro que si empiezo a pensarlo, levanto los ojos al cielo y me digo 'menudo gilipollas'. Pero ¿qué más puedo hacer? No va a cambiar nada, no puedo volver atrás y borrar las cosas. La mancha queda.

P. Armstrong vuelve y lo hace con un experto anti-dopaje, ¿tiene usted algún proyecto de transparencia total?

R. Es el proyecto Liquigas, del equipo, pero no será personalizado en Basso. Por otro lado, he accedido a que el Centro Mapei publique en la página web todos mis entrenamientos. Mi historial médico, mis análisis de sangre, mi masa de hemoglobina podrán ser visionados, pero previa petición. Colgar esos datos en la red sí que sería dañino, quizás crearía un antecedente.

P. ¿Por qué ha decidido llegar a tanto?

R. Para que cuando gane una etapa o una carrera la gente esté segura de que lo que está escribiendo o comentando no será desmentido a las dos semanas.

P. ¿No le da pena que tenga que hacer pública su intimidad para que la gente crea en usted?

R. Tengo que hacerlo, no puedo permitirme otra cosa. Si hubiese tenido una carrera inmaculada no sentiría la necesidad de demostrar mi inocencia. Pero... El problema es que con eso tampoco será suficiente. Habrá gente que seguirá sin creer en mí, tienen el derecho a hacerlo porque siempre pueden decir 'todas estas buenas palabras las decías también hace tres años y los hechos luego las han desmentido...'

P. ¿Es una motivación extra enfrentarse de nuevo a Armstrong?

R. Lo más importante ahora es que el que vuelve a competir soy yo. Habrá tiempo para pensar en los duelos y en los desafíos. Yo sólo quiero ponerme el dorsal, pero no para enfrentarme a Lance o ganar lo que sea sino para correr, para oír el silbido de las ruedas, para sentir el contacto con los corredores, para meterme en una escapada, para sentir el viento en la cara... La gente poco a poco volverá a ver el Ivan de siempre.

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