jueves, 10 de abril de 2008

"¡Avergüénzate, China!" (De El País)





San Francisco estaba prevenido. Tras los incidentes sufridos con la antorcha olímpica en París y Londres, la única ciudad de Estados Unidos por la que se paseó la antorcha fue literalmente tomada ayer por la policía, cuyos agentes vieron cómo sus descansos quedaban suspendidos para reforzar la seguridad.
San Francisco estaba prevenido. Tras los incidentes sufridos con la antorcha olímpica en París y Londres, la única ciudad de Estados Unidos por la que se paseó la antorcha fue literalmente tomada ayer por la policía, cuyos agentes vieron cómo sus descansos quedaban suspendidos para reforzar la seguridad. La antorcha dibujó un mapa distinto al previsto, incluyendo su entrada en un edificio donde su portador se subió en un autobús para descender minutos más tarde y ya continuar el camino a pie.
Se anduvo más que se corrió. En algunos momentos, los iniciales, el número de agentes especiales de la policía era infinitamente superior al de los relevistas que llevaban la antorcha y sus seguidores. En todo su recorrido estuvo la llama olímpica flanqueada por una barrera policial impenetrable. Según avanzaba, se iba sabiendo su recorrido que era seguido con ansiedad por helicópteros de las cadenas locales. Fue entonces cuando se supo que la clausura ya no sería en la bahía. Y fue entonces cuando de nuevo la antorcha se subió en un autobús con destino desconocido, aunque todo parecía indicar que finalizaría su rocambolesco viaje a los pies del Golden Gate.
Como la noche anterior, el grito más lanzado por quienes ayer exigían libertad en el Tíbet fue el de "¡Avergüénzate China!". Anónimos ciudadanos, monjes tibetanos, seguidores fieles de una de las causas con mayor repercusión mundial encontraron dos buenos compañeros de viaje en la noche del martes, poco después de que la antorcha aterrizara en San Francisco.
Pudieron gritar junto al premio Nobel de la Paz Desmond Tutu y el actor y activista Richard Gere, para muchos la marca registrada que representa la lucha por la liberación del Tíbet. "Lo que hacen los chinos no es un juego de atletismo", explicó el actor, "lo que hacen los chinos es certificar la represión y la violación de los derechos humanos".
El Gobierno chino temió a primera hora del día de ayer que una modificación del trayecto pudiera ser percibida como una muestra de debilidad y animara a los potenciales manifestantes a acometer nuevas acciones.
El Comité Olímpico Internacional (COI) descarta, pese a las protestas, recortar el recorrido internacional de la antorcha. El viaje de la antorcha, que cubrirá 137.000 kilómetros a través de 20 países, incluye el ascenso al monte Everest, lo que ha sido interpretado por los independentistas tibetanos como un gesto político de Pekín para reafirmar su control sobre Tíbet. Qiangba Puncog, gobernador de la región autónoma, aseguró que esperan problemas cuando la antorcha llegue a la región del Himalaya, pero dijo que han realizado preparativos especiales de seguridad para garantizar que el relevo sea "totalmente seguro".
Desmond Tutu rechazó un boicoteo abierto de los Juegos aunque expresó su deseo de que los líderes mundiales no acudan al evento. "Hay momentos en que las lágrimas no se pueden contener", declaró el premio Nobel respecto a la violencia y opresión que se vive en Tíbet. "Por eso creo que es maravilloso lo que la gente está haciendo". Desde la Casa Blanca, el presidente George Bush aprovechó una conferencia de prensa para pedir a China que dialogue con el Dalai Lama para encontrar una salida al conflicto.
La antorcha olímpica debía realizar un recorrido de 10 kilómetros por la ciudad, portada por 80 relevistas que estarían escoltados en todo momento por miembros de las fuerzas del orden. Gavin Newsom, alcalde de la ciudad, no quiso en un principio alterar la ruta, pero a última hora y ante la magnitud de las protestas optó por ello.
Este símbolo olímpico se encuentra sumergido en un viaje de 130 días a través de 23 ciudades de los cinco continentes hasta su llegada final a Pekín para abrir la ceremonia de los Juegos el 8 de agosto. Pero por primera vez en la historia, las protestas contra el país anfitrión consiguieron ahogar la llama de la antorcha, el lunes pasado en París.